En el Seminario Mayor de Santo Domingo, República Dominicana
El pasado lunes 30 de enero el Seminario Santo Tomás de Aquino celebró la fiesta de su santo patrón, con la presencia de más de ciento veinte sacerdotes, quince obispos procedentes de las distintas diócesis del país y la comunidad de seminaristas y formadores como anfitriones. También fue notable la presencia de los rectores de diferentes casas religiosas.
A las 9:30 am dimos inicio a la actividad entonando el himno del Seminario Pontificio de la autoría del fenecido Monseñor Vinicio Disla, seguido de la invocación al Señor por parte de Monseñor Rafael Felipe (Fello) quien agradeció a Dios por la presencia de distintas órdenes y congregaciones religiosas que les ha tocado dirigir la formación en los 175 años de fundación del Seminario: Padres Eudistas desde 1908 a 1916; los padres Claretianos de 1923 a 1946, los padres Jesuitas desde 1946 hasta 1980, fecha en que el Seminario pasó de nuevo a ser dirigido por el clero diocesano.
Palabras del rector
El padre José Apolinar Castillo dio gracias a Dios por la oportunidad de este encuentro entre sacerdotes y seminaristas: «es fiesta del clero nacional, de los que amamos al Seminario». Externó la alegría por la significativa presencia de los obispos, sacerdotes diocesanos y religiosos, así como también algunos laicos que son parte de la familia del Seminario. Hizo notar que el presente encuentro marca el inicio del «arco celebrativo» que culminará el 8 de mayo con la fiesta de la fecha de fundación del seminario. Dio las gracias por adelantado a los panelistas por su disponibilidad al aceptar la invitación a compartir «lo que ha significado el Seminario para nuestra sociedad dominicana». Cerró su intervención recordando que lo principal en este día es el encuentro fraternal entre sacerdotes.
Panel: Presencia del Seminario en la sociedad dominicana
Inició el historiador José Chez Checo, ex- alumno del seminario, autor de varias obras, quien expresó sentirse satisfactoriamente abrumado por la calidad del auditorio que tenía delante, es decir, que nunca antes le había tocado disertar para tantos obispos, sacerdotes y seminaristas juntos. Al referirse al Seminario, dijo que «pocas instituciones pueden decir con orgullo que cumplen 175 años de una labor tan prolífica y beneficiosa para la sociedad dominicana». Haciendo el esbozo de los siglos XIX y XX, resaltó la figura del arzobispo Meriño a quien le atribuyó la proeza del fortalecimiento de la idea de «dominicanizar el clero», visión que continuaron sus sucesores: monseñor Nouel y monseñor Pitini; tendencia que se ha seguido hasta nuestros días.
El segundo momento del panel le correspondió a Monseñor Fausto Ramón Mejía, formador y ex rector del seminario. Abordó la década del setenta en que se introdujo al Seminario la Teología Latinoamericana o Teología de la Liberación; igualmente, resaltó la presencia de destacados profesores jesuitas, tales como Padre Mateo Andrés, P. Carlos Benavides y Monseñor Francisco José Arnáiz, el Padre Láutico García y Padre Julio Escobar. De la década del ochenta se enfocó en la transición o paso del seminario de la mano de los jesuitas al clero diocesano, momento donde inicia sus vivencias como formador junto al grupo de compañeros.
El tercer momento del panel lo cerró el padre Abrahán Apolinario para dejarnos claro los cambios que se fueron operando en el Seminario desde 1980 en adelante, citando a Monseñor Arnaiz con su idea de integrar al seminarista entre los futuros líderes del país. Finalizó su intervención afirmando que la mejor contribución que el seminario puede hacer a la Iglesia y a la sociedad dominicana es formar pastores a los que él llamaría “ de silla y de carga”, presbíteros con solidez, pero cercanos, expresión de una Iglesia servidora.
La Eucaristía
La eucaristía estuvo presidida por monseñor Fredy Bretón, arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano. Expresó que quería hacer una homilía «testimonial», partiendo de lo que Dios había hecho en su vida a través del Seminario y de los demás; la deuda que contrae, el haber recibido la sabiduría de Dios «entrando por la fraternidad». Recordó la entrada del equipo de formadores del clero nacional al Seminario, del cual fue parte; lo que significó para el equipo, entre la colaboración y los desacuerdos, el haber llevado el proceso formativo e, incluso, lo recibido de los seminaristas. Y no dejó fuera a Santo Tomás de Aquino, de quien entiende no ha faltado la intercesión para recibir tanta sabiduría en la casa de formación. «Que no caigamos en la inconciencia y que sea carne de nuestra oración y de nuestro trato con el Señor esta obra de misericordia que él hace de inyectarnos sabiduría en el intercambio, en la interacción, en la vivencia de la fraternidad entre nosotros», exhortó el Arzobispo de Santiago.
Nutrida presencia de obispos
Ya mencionamos que presidió la eucaristía Monseñor Freddy Bretón, arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano. Concelebró Monseñor Francisco Ozoria, arzobispo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Primado de América, como primer responsable del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino. Sus obispos auxiliares: Mons. Benito Ángeles, Mons. Faustino Burgos y Mons. José Amable Durán. Mons. Andrés Napoleón Romero, obispo de Barahona, Mons. Jesús Castro Marte obispo de La Altagracia, Mons. Héctor Rafael Rodríguez obispo de la Vega, Mons. Alfredo de la Cruz, obispo de San Francisco de Macorís, Mons. Diómedes Espinal obispo de Mao-Montecristi, Mons. Julio César Corniel, obispo de Puerto Plata, Monseñor Fausto Mejía Vallejo, obispo emérito de San Francisco de Macorís, Mons. Tomás Morel, obispo auxiliar de Santiago, Mons. Rafael Felipe (Fello) obispo emérito de Barahona, Monseñor José Dolores Grullón, obispo emérito de San Juan de la Maguana, Mons. Gregorio Nicanor Peña, obispo emérito de la diócesis de Higüey, Monseñor Cecilio Raúl Berzosa, obispo misionero en Santo Domingo. Además, Mons. Jean Méndez, encargado de negocios de la Nunciatura Apostólica en el país.