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Educar para un uso sabio de las redes y la inteligencia artificial


En su intervención titulada Educar para un uso sabio de las redes y la inteligencia artificial, dirigida a formadores de seminarios, Mons. José Ignacio Munilla ofrece una reflexión profunda y pastoral sobre los desafíos que plantean las nuevas tecnologías —especialmente las redes sociales y la inteligencia artificial (IA)— en la formación humana, espiritual y sacerdotal. A continuación, se presenta una síntesis de los puntos centrales de su mensaje:


1. La urgencia de una formación integral frente a la revolución digital

Munilla subraya que la irrupción de las redes y la IA no es un fenómeno marginal, sino un cambio antropológico radical que transforma la forma en que los seres humanos se relacionan, piensan, deciden y se construyen a sí mismos. Por ello, la formación en los seminarios no puede permanecer ajena a esta realidad: es necesario acompañar con sabiduría a los futuros sacerdotes en este contexto.


2. Riesgos existenciales y espirituales de la hiperconectividad

El obispo identifica varios peligros concretos:


Pérdida de la interioridad: la sobreexposición a la información y la inmediatez de las redes dificultan el silencio, la reflexión y la oración, elementos esenciales para la vida espiritual.

Fragilidad de la identidad: en un entorno donde predomina la imagen y la aprobación externa («me gusta», seguidores, etc.), se corre el riesgo de construir una identidad ficticia, ajena a la verdad del propio ser.

Despersonalización de las relaciones: las redes pueden dar una falsa sensación de comunidad, pero muchas veces sustituyen el encuentro personal, encarnado y vulnerable, que es esencial en la pastoral.


3. La inteligencia artificial: entre la herramienta y la idolatría

Munilla no rechaza la IA, pero advierte contra una actitud ingenua. Reconoce su potencial como instrumento útil, pero alerta sobre la tentación de confiar en ella decisiones que pertenecen a la conciencia moral y al discernimiento humano. La IA carece de alma, de amor, de responsabilidad ética. Por eso, la formación debe cultivar la capacidad de discernir, de juzgar con prudencia y de actuar con libertad, no delegar en algoritmos lo que corresponde a la conciencia iluminada por la fe.


4. Educar en la libertad y en la verdad

La verdadera educación digital no consiste en prohibir, sino en formar para el uso sabio. Esto implica:

Fomentar el autocontrol y la templanza en el uso de las tecnologías.

Recuperar la centralidad de la persona, frente a la lógica utilitarista de la red.

Integrar la dimensión ética y teológica en el uso de los medios: ¿qué tipo de hombre queremos ser? ¿Qué visión de la persona y de Dios se promueve (o se oculta) en estos entornos?


5. El rol del formador: testigo de humanidad y fe

Munilla concluye con un llamado a los formadores a ser testigos creíbles. Antes que dar reglas, deben encarnar una vida equilibrada, profundamente humana y espiritualmente arraigada. Solo así podrán guiar a los seminaristas a navegar con criterio, libertad y santidad en el mundo digital, sin caer en el miedo ni en la fascinación ciega.


Mons. Munilla plantea una pedagogía de la sabiduría digital, en la que la formación sacerdotal no se aísla del mundo tecnológico, sino que lo discierne, purifica y orienta a la luz del Evangelio y de la antropología cristiana. Se trata, en última instancia, de proteger y cultivar lo más humano en el hombre, que es precisamente lo que Dios quiere redimir.


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Del 20 al 24 de octubre, la ciudad de Belo Horizonte (Brasil) se convirtió en punto de encuentro para formadores de seminarios de América Latina y el Caribe, quienes participaron de un curso latinoamericano para fortalecer la misión formativa en la etapa propedéutica.

Promovido por la Organización de Seminarios Latinoamericanos (Oslam), en colaboración con el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil (CNBB), este curso reunió a 70 sacerdotes, entre rectores, formadores y responsables de seminarios provenientes de 11 países.

Se ha enfocado en la primera fase de la formación sacerdotal, con especial atención a las dimensiones pastoral, espiritual, humana y pedagógica, en sintonía con la nueva Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis.

Etapa propedéutica

El P. Vagner Moraes, secretario de la Oslam, señaló que “tuvimos un encuentro presencial en Bogotá con los formadores de seminario y otro virtual con los directores espirituales de América Latina”.

“Este tercer encuentro estaba programado desde el año pasado. Está dirigido a los formadores de la etapa propedéutica, que es el inicio de la formación. En esta etapa se consolidan la disciplina, las bases intelectuales y espirituales, y el discernimiento de los candidatos”, acotó.

Además señaló que la elección de Brasil como sede del curso, se debe porque “formando parte del equipo directivo de la Oslam hasta 2027, consideramos la presencia de un equipo calificado, la infraestructura adecuada y el apoyo de los obispos y diócesis locales”.

Un verdadero intercambio

Por su parte, monseñor Júlio César Gomes Moreira, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Belo Horizonte y asesor del curso, subrayó la importancia del encuentro para la formación sacerdotal, “ha sido un tiempo de gracia, de encuentro, de compartir, de formación y de oración”.

“Hemos creado un verdadero intercambio de experiencias y una conciencia de corresponsabilidad en el cuidado de esta misión tan importante: la acogida de los vocacionados que inician su camino formativo”, subrayó.

Monseñor Gomes cuenta con una amplia experiencia como formador, fue rector y docente en los seminarios Nossa Senhora de Fátima y São José, en Brasilia, y en los seminarios São João Maria Vianney y Santa Cruz, en Goiânia, consolidando su visión sobre la necesidad de una formación sólida y fraterna.

El desafío de la formación inicial

Monseñor José Albuquerque, obispo de Parintins (Amazonas) y referente de la Comisión para el Ministerio de la Vida Consagrada (CMOVIC) de la CNBB, la etapa propedéutica constituye un verdadero cimiento de la formación sacerdotal.

“Este era un sueño antiguo: reunir a formadores de toda América Latina. La etapa propedéutica es el punto de partida, donde se construye la base humana, intelectual y espiritual del seminarista, para que pueda avanzar con solidez y conciencia en las etapas siguientes”, indicó.

El obispo destacó también los desafíos actuales de la formación inicial:“Muchos jóvenes provienen de realidades familiares y sociales complejas, con distintos niveles educativos y escasa experiencia pastoral. Es necesario acompañarlos no solo en el aspecto intelectual, sino también en la disciplina, la organización del tiempo, la espiritualidad y la vida comunitaria”.

Integración latinoamericana

El encuentro también fue una oportunidad para fortalecer la articulación internacional entre seminarios. Monseñor Albuquerque subrayó que la presencia de representantes de distintos países permite conocer realidades diversas y compartir buenas prácticas.

“No podemos mirar únicamente la experiencia brasileña. Es fundamental ir más allá, aprender de los desafíos y aciertos de otros contextos, incluso del Caribe. Este intercambio de experiencias fortalece la formación y contribuye a construir una red latinoamericana de formadores”, acotó.

Mientras que el P. Vagner reforzó esta dimensión de colaboración: “La idea es crear un espacio de fraternidad donde los participantes puedan compartir experiencias, reflexionar sobre metodologías pedagógicas y prácticas de acompañamiento espiritual, sin perder la perspectiva de un proyecto continental”.

Próximos pasos

Tanto el P. Vagner como Mons. José coincidieron en que el curso es solo el comienzo de un proyecto más amplio: “Nuestro propósito es pensar en un proyecto latinoamericano de formación inicial, adaptable a cada país, que fortalezca el trabajo de los formadores y prepare mejor a los seminaristas para el ministerio”.

Por ende, la experiencia de este encuentro “nos da base para continuar con nuevos cursos, materiales y espacios de intercambio entre los seminarios del continente”, explicó Albuquerque.

Vagner concluyó: “Queremos que la formación sea sólida, pero también abierta a la creatividad y a la adaptación, permitiendo que cada país implemente prácticas eficaces según su realidad, sin perder la perspectiva de comunión y de intercambio de experiencias”.



Discernir, Formar, Acompañar: Un Espacio de Comunión Latinoamericana en clave sinodal


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19 de julio de 2025. Mons. Lizardo Estrada Herrera, Secretario General del CELAM, celebró la Sagrada Eucaristía en acción de gracias por la clausura del XLVI Curso Latinoamericano para Formadores de Seminarios Mayores en Bogotá, Colombia, Casa de encuentros del CELAM: "¡Gracias, hermanos sacerdotes!!! Fueron tres semanas de aprendizaje, compartir y fraternidad en nuestra sede. Ahora culmina esta etapa de más de 67 formadores de Seminarios Mayores de América Latina y el Caribe en alianza con OSLAM. Vayan en misión a formar nuevas generaciones de pastores con olor a oveja y modelo de santidad cotidiana".

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Palabras del padre Eric Wilson Cosme Tavárez, Vocal Caribe y Antillas:


En nombre de la Organización de Seminarios Latinoamericanos, en la persona de su

presidente el P. Dionicio Roberto Gómez, y de los demás miembros de la directiva,

queremos dar las gracias a la presidencia del CELAM, por la acogida.


En la persona del Secretario General, Mons. Lizardo Estrada, y del Secretario Adjunto el P. Eric Iván García, gracias por todas las ayudas prestadas, sepan que nos sentimos muy a gusto y bien tratados, desde el primer día hasta el último. Agradecer también a Yenny Tellez, que desde la Secretaría General ha brindado apoyo en todo a OSLAM, gracias por toda su preocupación, trabajo, dedicación y esmero en cuidar cada detalle para que todo salga bien. Queremos a su vez, agradecer los detalles y atenciones que nos brindaron los responsables de los cuatro centros pastorales del CELAM y sus equipos de trabajo. Me refiero a:

- Gestión del Conocimiento; Centro para las comunicaciones

- Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral; y el CEBITEPAL.


Queremos también agradecer al P. Fabio Antunes do Nascimento, quien acompañó durante tres años el trabajo del CEBITEPAL, aunque no está aquí presente, su apoyo y aportes fueron muy importantes para el desarrollo de este curso para Formadores.


Agradecer también a todo el personal del CELAM, a la Congregación de las Hermanas de Nazaret, al personal de oficinas, al personal de cocina, aseo y seguridad. Agradecer a los obispos de cada uno ustedes, estimados participantes, a sus superiores y a sus rectores y a sus seminarios, por permitirles venir hasta aquí a vivir esta experiencia. Gracias por la asistencia, la apertura mostrada, por el dinamismo, la alegría, el trabajo intenso, la fraternidad, la buena disponibilidad y disposición para participar y vivir esta experiencia formativa.


Agradecer a todos los expositores que estuvieron con nosotros semana tras semanas:

P. Mauricio Damián La Rosa, P. Juan Manuel Beltrán, P. Juan Pablo Dreidemi y al P. Ramón García Reinoso, por su tiempo, disponibilidad y por compartir generosamente sus saberes y sus experiencias. Que Dios les premie y acompañe siempre y les permita seguir compartiendo lo que Él ha puesto en sus mentes y corazones sacerdotales. Agradecer al Mtro. Juan Fernando Sánchez, secretario adjunto de OSLAM, quien desde su presencia bien discreta pero eficaz, ha trabajado en la organización, en la logística, en el montaje y en el desarrollo de este curso.


En nombre de la directiva de OSLAM, queremos pedir también disculpas por cualquier inconveniente que se haya presentado a lo largo del curso, o por las cosas que quizás no salieron como debieron y fueron planificadas. Finalmente termino estas palabras repitiendo la exhortación de San Pablo en la segunda carta a los Corintios: «Hermanos: como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto» (2Cor 6,1).


Lleven a sus seminarios y seminaristas todo lo aprendido y vivido aquí en este curso. Atrévanse a ser formadores diferentes e innovadores, formadores sinodales, que se distingan en el ejercicio formativo, por formar a nuevos pastores según los criterios de la Iglesia y según el corazón misericordioso de Dios. Que podamos seguir formando, pastores plenamente humanos, pero con un corazón enraizados en el amor trinitario, que busquen constantemente en su vida y en su accionar el reino de Dios y su justicia. Gracias y nombre de OSLAM, buen viaje y buen regreso a casa.

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Palabras del Pbro. José de la Cruz, de Venezuela, en representación de los padres formadores:


¡Qué bueno es alabar al Señor y bendecir su nombre! (Salmo 100)


Bendito sea Dios, por estas oportunidades que nos da para seguir creciendo como personas, como hermanos, como sacerdotes del Dios de la misericordia; bendito sea Dios por las personas que envía a nuestras vidas para ayudarnos a redescubrirnos como Hijos muy deseados y amados por Dios.


En nombre de todos mis hermanos formadores, agradecemos a los Padres: Mauricio, Juan Manuel, Juan Pablo y Ramón por enseñarnos que, antes de ser sacerdotes, hay que ser profundamente humanos, empáticos y conscientes de nuestras limitaciones y fortalezas; somos don precioso de Dios, pero tenemos que seguir profundizando en su misterio Trinitario para encontrar la fuerza y la sabiduría que nos da vida eterna. Qué bonito, que hoy podamos darnos cuenta de que, en la herida está la fuente de vida; así nos lo muestra el costado abierto de Cristo en la cruz; asi hemos abierto nuestros corazones en estas tres semanas para dar luz con nuestras heridas y testimonios; así hemos revivido la escena de Jesús y la Samaritana junto al pozo: “Dame de beber”. Hoy, al finalizar este curso de formadores, regresamos sedientos de Dios, deseosos de ser formadores al estilo de Jesucristo, el hombre-el Dios con nosotros.


Han sido días de mucho aprendizaje, pero, sobre todo, de fraternidad. Hoy podemos decir: el Señor me ha regalado nuevos hermanos y muy valiosos; por eso nos vamos rebosantes de alegría y consolación, sabiendo que no estamos solos en esta misión de formar a los futuros pastores de la Iglesia, pues, contamos con la gracia originante de Dios en su Hijo a través de su Espíritu; contamos también con la gran familia de la Iglesia, remamos en la misma dirección.


Bendito sea Dios por estos espacios: como el CELAM; gracias a toda su directiva, en la persona de Monseñor Lizardo; a Yenny, Juan Fernando, P. Eric al cuadrado (Eric de Rep. Dominicana y Eric de Puerto Rico), a los Padres Sulpicianos en la persona del Padre Elías; a las Hermanas de Nazareth y todo el equipo que durante estos días nos han acompañado con amor y paciencia: pedimos perdón por nuestras fallas, recuerden que aunque muy sacerdotes del Altísimo, seguimos siendo humanototototes como dice el P. Ramón.

Gracias a OSLAM, a su directiva: por darnos luces y ayudarnos a ampliar el horizonte en esta hermosa pero delicada misión de formar. Gracias a todos.


Qué, en medio de nuestros seminarios sigamos caminando juntos en Sinodalidad, con fe en los procesos de Dios, como peregrinos de esperanza y mensajeros del amor y la misericordia.


¡Gracias a todos!


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